Conozco a Lorena desde hace años, una chica simpática que la gusta disfrutar de las cosas sencillas, de su familia y amigos y que no ha dudado nunca en conseguir lo que se ha propuesto, decidió casarse con su novio, Sergio, en Riaza (Segovia), y celebrarlo con familiares y amigos en una finca cercana a esta localidad. Con un «poquillo de trampa» fue la ceremonia que ella quería. Una boda en Segovia.
Les realizamos una entrevista, meses después del enlace y todo han sido facilidades, desde las respuestas a las imágenes, un encanto de pareja que es verles y disfrutar de su complicidad. Ya ha transcurrido un año desde su boda y tocaba conocer su experiencia de su mano.
¿Cómo os conocisteis?
Nada especial… una noche nos juntamos por casualidad sus amigos y mis amigas. Pasamos muchos años sin hablar, hasta que un día decidimos quedar y… hasta el día de hoy.
El enlace el 25 de junio ¿Qué os decantó para elegir casaros en esa fecha?
Nada romántico… fue por mi trabajo (maestra). En esa fecha los niños ya habían acabado y de esa forma la luna de miel no repercutía en ellos. Además, al enganchar la luna de miel con las vacaciones de verano pudimos irnos más días.
¿Porqué ese pueblo, ese sitio?
El lugar del banquete, Hotel Mirasierra, lo elegimos por calidad-precio, de todos los que vimos fue el que más nos gustó.
La ceremonia también la hicimos allí porque la alcaldesa nos dio esa opción. Nos hacía ilusión que nos casara ella, ya que es amiga de la familia, y que en los papeles figurara que nos casamos en Riaza. Por eso, la ceremonia “oficial” la hicimos a primera hora de la mañana en el ayuntamiento de Riaza y después hicimos la “versión extendida”, con todos los amigos que intervinieron, los votos… en el Mirasierra, un lugar ideal para una boda en Segovia.
Las invitaciones, son especiales, ¿diseñadas en exclusiva para la ocasión? ?Resto de papelería fue a juego?
El diseño de las invitaciones lo hice yo. El fondo de pizarra es un guiño a mi profesión. El logo que está impreso en ellas también lo diseñé yo y sí, lo plasmé en todos los sitios que se me ocurrieron: las etiquetas de los regalitos, los menús, los carteles, el libro de firmas…
El vestido de la novia.
El vestido es de Cristina Valenzuela, un atelier que se encuentra en Majadahonda. Al principio no tenía muy claro lo que quería o lo que me sentaría bien. Busqué por internet, elegí un par de modelos y fui a probarme. Encontré muchos que me gustaban pero no me sentaban bien, que me sentaban bien pero no eran el estilo que yo buscaba…
Supe del taller de Cristina por una compañera de trabajo y, antes de elegir el vestido, ya había decidido que me lo compraría allí porque no pararían hasta elaborar mi vestido ideal. Se puede decir que el diseño es exclusivo, ya que allí sólo realizan diseños personalizados, pero en realidad es muy parecido a uno de los que me probaron allí. En la segunda visita me lo enseñaron y fue un flechazo… sólo realicé pequeñas modificaciones en el cuello, la espalda, la cola y el fajín.
Quedé encantada con el equipo de Cristina, el trato personalizado y el resultado. Son muchas visitas en las que vas viendo la elaboración del vestido, vas modificando detalles… El taller es como de película: tienen un sofá donde se sientan tus acompañantes con una mesa llena de revistas. Delante, un gran espejo donde te prueban.
Los zapatos, ¿de quién son?
Los zapatos son obra de Jesús Mendizábal. Le conozco desde hace unos 4 años, mi madre necesitaba unos zapatos a medida porque la habían operado del pie y en un foro leímos algo sobre él. Desde entonces, siempre acudimos a él cuando tenemos algún evento. Son zapatos a medida a un precio muy asequible.
Cuando decidí casarme fui a su tienda de Goya (aunque el taller lo tiene en Carabanchel, y es donde recibía antes de abrir la tienda) y me puse un sus manos. Los de la boda son los terceros zapatos que me hago en su taller y siempre que voy hago lo mismo: le enseño el vestido y me dejo guiar. Tiene un gusto excelente y siempre acierta tanto con el diseño del zapato que le sienta bien a tu pie como con los colores. Además, la amabilidad y confianza con la que te trata son un aliciente para elegirle siempre.
Así que, de los diseños que él me presentó, elegí uno. La combinación de colores y el tamaño y grosor del tacón fueron cosa suya. Como siempre, salí encantada.
Alianzas y joyas de ambos, los detalles del peinado de la novia…. Algún regalo especial, es algo prestado, algo viejo, algo azul….
En las alianzas tuvimos que buscar un acuerdo: yo no soy de llevar anillos y ni siquiera quería que nos entregáramos anillos en la ceremonia (por muy tradición que fuera), pero al final la presión social pudo con nosotros. Yo quería que fueran los más sencillos posibles y de oro blanco enteros. Al final, fueron de oro blanco pero no tan sencillos…
El reloj de Sergio se lo regalé yo por su último cumpleaños. Los gemelos, si no me equivoco, se los regalaron al comprar la camisa.
Mis pendientes tuve que rebuscarlos bastante, al final, los encontró la madre de una amiga y me los compró. La pulsera la encontró la misma amiga y me la regaló. No tienen gran valor económico, más bien son importantes porque es el diseño que estaba buscando y el proceso de búsqueda en el que participó bastante gente (hasta la madre de mi amiga).
El tocado que llevaba es obra mía. Tenía una idea de lo que quería y no encontré ninguno que me cuadrara, así que me puse manos a la obra y me lo hice yo misma. Decir que lo terminé el jueves antes de la boda, in extremis…
Regalos especiales, el vestido y los zapatos me los regalaron mis padres y la pulsera mi amiga. El colgante que aparece en las fotos de la preparación es el que me regaló Sergio cuando me propuso casarnos (dos aros enlazados, de Tiffany’s), aunque no me lo puse después porque no me combinada con el vestido.
Algo nuevo, el vestido, y algo prestado, azul y usado, la liga, que era de mi cuñada.
Peluquería y maquillaje, a cargo de quién? Cómo era
La peluquera y la maquilladora son del equipo de Alegría Make Up. Ya contamos con ella en la boda de mi hermano, y el resultado nos gustó mucho.
El maquillaje era bastante natural y poco recargado. Fue con aerógrafo, que queda bastante mejor.
El peinado me costó algo más dar con él a pesar de que tenía una idea muy clara de lo que quería. En la segunda prueba ya di con el peinado que al final llevé en la boda. Se trataba de una trenza de raíz que subía por la nuca y terminaba en un moño alto tipo bailarina.
Y, ¿el traje del novio? Sus zapatos…
El novio se compró todo en el corte inglés, no sé la marca… el traje fue un regalo de sus padres y los zapatos de los míos.
¿Trajes de Madrina y de la madre de la novia…?
El de mi madre era de Vertice Gala y el de mi suegra de una tienda del barrio
El lugar de la recepción, el hotel Mirasierra, El menú, ¿en qué consistía?
El menú consistió en una ensalada de brotes tiernos, frutos secos y queso de cabra, lubina con crema de setas (creo), asado con ensalada y patatas panaderas y de postre tarta de hojaldre (la de Santo Tomé). El sorbete fue el de limón.
El restaurante se comportó de manera ejemplar. Pusieron todas las facilidades posibles a nuestro alcance, nos ayudaron en todo lo que estaba en su mano y las alternativas al menú para alergias, intolerancias y diabéticos, simplemente si a alguien no le gustaba lo que había, fueron de 10. Sé que en otros lugares no son tan flexibles, y todo el mundo nos destacó eso como muy positivo. Es uno de los mejores sitios para celebrar una boda en Segovia.
La decoración floral de la ceremonia y el ramo?
El arco fue cosa de Esther (La Floristería de Esther)también, queríamos que fuera algo así y cuando se lo dijimos a ella nos dio opciones. Las banquetas en las que nos sentamos nosotros las encontró mi madre en una tienda de segunda mano y ella misma las restauró y tapizó, con un resultado precioso.
En el restaurante nos ofrecían, sin coste adicional, todo lo que tuvieran ellos allí. Si queríamos cambiar algo, nosotros nos hacíamos cargo de los costes. En un principio nos planteamos alquilar sillas para la ceremonia o forrar las suyas y ellos mismos nos proporcionaron distintos proveedores con los que podíamos contar.
Y el baile, ¿Cual fue la canción escogida para abrirlo? ¿Alguna canción especial a lo largo de él que signifique algo para vosotros?
El baile no era algo que nos hiciera especial ilusión, ninguno somos muy buenos bailarines, así que nos decantamos por el típico vals. Para darle el toque personal, elegimos el vals de Amelie, que es una peli que a mí me gusta mucho.
El seating plan estaba ambientado en Dragon Ball, serie de la que mi marido es muy fan. En un principio yo no estaba muy convencida con el tema, pero él también se merecía su punto especial.
Cada mesa era un personaje de la serie y había una tarjeta con el nombre de cada invitado y el dibujo de la mesa que le correspondía. Estaban puestas con pinzas en cuerdas y en el medio había un plano de dónde estaba cada mesa. El resultado quedó muy original y gustó mucho, los invitados acabaron colgándose su tarjeta con la pinza en la ropa.
El libro de firmas lo realicé yo también, tanto el diseño de las hojas como la impresión. Lo llevé a encuadernar a una copistería y luego lo forré y le puse una foto nuestra como se ve en la foto.
Reportaje fotográfico: We Are